Ayer fue el octavo aniversario de boda de unos “amigos”. Pero… ¡Eh!, ¡no dejes de leer ya este post! ¿Tan pronto nos hartamos de los rollitos de amor? Joder,… que a pesar del título, y del comienzo, te prometo que esto no va a ser una novela rosa. Aunque tampoco lo hago por ti, entiéndeme; es que no va demasiado conmigo. Y si por el contrario te habías emocionado pensado que esto iba a ser una novela de Corín Tellado, lo siento. No es la idea.
Volviendo al tema, el aniversario de mis “amigos”. Si mi intención fuera escribir sobre la boda y el si quiero, que no es el caso, podría elegir casi cualquier género para ello (resulta curioso lo de las bodas). Desde luego da para una buena comedia, (y no solo comedia romántica). Meteduras de pata, caídas, borracheras, conversaciones absurdas,… lo que pasa es que si le diera ese enfoque quizás tendría que buscarme nuevas amistades, y una nueva familia. También es un muy buen material para un drama notable: lagrimas a borbotones, desencuentros, tristes historias cruzadas… ¿Peli de acción? No sabéis lo que llovió ese día. Y ya quisiera yo ver a Bruce Willis moverse tan rápido y correr tanto como la novia la mañana de antes. Hubo accidentes, persecuciones en coche, enfermos… o sea que sí. También serviría para un musical: la parte más “académica” en la iglesia, y la más “sentida” al final del baile (magistral interpretación del “vampiresada” de Jonathan Richman). Como peli porno…pues supongo que también, pero lo ignoro… yo solo estuve pendiente de mi parte. Pero por supuesto, y por encima de todo, sería una historia de amor.
Aunque creo que si quisiera escribir sobre esa historia de amor, que para nada es mi intención, no centraría el relato en el día de la boda. Dieciocho años desde que se conocieron, nueve antes de casarse… tan parte ella de su vida como él mismo. Son demasiados momentos como para quedarse con uno solo. ¿La boda? Sin duda uno de los momentos más emotivos en una pareja, pero a la vez de los menos íntimos. Así que elegiría otros antes: el día que se conocieron, su primer beso, sus viajes, hoy…
Y si quisiera hablar sobre la celebración y los invitados (que tampoco es el caso), ¿qué diría? De la celebración que está claro que al final la industria nupcial hizo bien su trabajo. “Metió” a los novios dentro de su “maquinaria”. Así que nada de ceremonias “Hippies”, ni fiestas en la playa, ni vestidos de ibicencos. Nada de celebrar la boda en Honolulú, y por supuesto nada de súper-moraga. Todo bastante clásico… pero sin espada; ¿Y de los invitados? Pues que me hacen recordar ese día con muchísima nostalgia (¿se puede tener envidia de uno mismo en pasado?). Poder aprovechar la “excusa” de una boda para reunir a casi todos tus seres queridos (casi “eran” todos los que “estuvieron”, y casi “estuvieron” todos los que “eran”), y disfrutar con ellos de un buen rato junto, eso sin duda no tiene precio. Es como juntar todas las fiestas de tu vida en una noche (y llevarte a tus padres a la fiesta, claro). Hay quienes dicen que en sus bodas no conocen a la mitad de sus invitados. En la de “nuestros amigos” no fue el caso. La pena es no poder repetir eso al menos cada 5 años. Porque hay personas que entran en tu vida y que quieres tener en “tu fiesta” (en ocho años os aseguro habría bastantes personas nuevas en esa fiesta). Y otras que la vida te aparta un poco de tu día a día, y que te encantaría recuperar por al menos unas horas.
Aunque realmente, como ya he dicho, no quiero escribir sobre nada de esto. Porque no interesa a nadie, y ¿Quién soy yo además para hacerlo? Eso pertenece solamente a la intimidad de “mis amigos”.
Yo solo quería decir ¡Feliz aniversario pareja!
Angel Sierra
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