Dinero gratis

Esta semana un buen amigo me relataba una de sus últimas aventuras laborales.  Después de un largo proceso de selección, y tras un par de años “malos”, por fin había conseguido ser el candidato seleccionado para un puesto. El único pequeño inconveniente era el sueldo: cero euros brutos mensuales…catorce pagas, eso sí. “Empezamos así, y luego en función de los resultados revisamos”, le dijeron. Me apena imaginar la amargura, frustración y falta de confianza que puede sentir alguien ante tan generosa propuesta, pero me entristece todavía mucho más imaginar la necesidad que puede llevar a un buen profesional, con años de experiencia, a aceptar este tipo de oferta.

El caso es que, en el último momento y con todo ya cerrado, finalmente seleccionaron a otra persona “…lo sentimos pero el otro candidato era más flexible en las condiciones que exigía”. ¿Más flexible? Ni he pedido nada, ni voy a cobrar un duro, ni se si algún día lo cobraré… ¿Más flexible?

Otro conocido, hace unas semanas, me cuenta un caso similar. Gracias a su experiencia y años de actividad, es seleccionado por una gran empresa para un puesto de dirección. Sus nuevas responsabilidades en el puesto: la dirección de toda una nueva área geográfica de actuación en la empresa, así como la selección y puesta en marcha del equipo comercial asociado. Con todo ya acordado (salario, funciones…), se desplaza de nuevo para conocer al CEO de la compañía y formalizar el contrato. Pero justo en ese momento, le cambian el sistema de remuneración: la oferta pasa a ser cobrar todo en variable, de forma progresiva a partir de la consecución mínima de unos objetivos de venta de cinco millones de euros (en un mercado nuevo para la compañía, repito). Es decir, que si este año la empresa vende 4,9M€ (o menos) en la nueva zona, el nuevo director no cobra un duro. Si se vende por encima de los cinco millones, cobra un sueldo de becario, y si se consiguen unas ventas superiores a los 15M€, (algo ciertamente improbable), entonces el sueldo pasa a ser el prometido… nada del otro mundo, por cierto.

Podía estar horas contando casos similares que me han relatado en los últimos meses. Determinadas profesiones, como por ejemplo los periodistas, llevan ya además bastantes años aguantando propuestas similares para publicar artículos “by the face”, o con remuneraciones de risa. O simplemente puedes mirar un rato por internet para comprobar la cantidad de casos de ofertas de trabajo sin sueldo, o con sueldos vergonzosos (para la cualificación y experiencia requeridas), que existen. Bastante relevancia obtuvo, por poner un ejemplo, una oferta de trabajo publicada hace un tiempo por una tienda de Coslada:

«Buscamos dependienta de ropa juvenil y señora para que nos pueda cubrir en días que la precisemos, como puentes, festivos, algún fin de semana e, incluso, algún mes entero. La oferta sería de 2 meses No remunerados, de prueba, en el que tiene que asistir a nuestra tienda de L a S de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:30».

Y créeme que yo echo en falta desde hace tiempo el clásico “Aprendiz”.  Un persona que, sin tener apenas conocimientos en un determinado oficio (o al menos en su práctica), tiene la oportunidad de “pegarse” a un maestro y aprender e iniciarse en una actividad, siendo en este caso su verdadera recompensa el propio aprendizaje. Bastantes años de “titulitis”, y de salida masiva al mercado laboral de prepotentes universitarios, deseosos de ganar millonadas en su primer contrato, mataron probablemente la figura del aprendiz. Pero esto otro de lo que estamos hablando… esto es otra cosa.

El problema, desde mi punto de vista, no es la existencia de alguna oferta o situación de este tipo, (siempre pueden existir “ovejas descarriadas”). El verdadero problema es la tendencia generalizada por parte de empresarios… mejor dicho, por parte de caciques (me niego a llamar a ese tipo de personajes empresarios), a aprovechar el contexto actual de crisis y desesperación de la sociedad para beneficiarse de ello y dar rienda suelta a sus instintos medievales.

Pero es que encima de caciques son imbéciles, porque actúan a corto, sin pensar que además los primeros a los que están haciendo daño es a ellos mismos. Porque contratar a una persona bajo estas circunstancias supone siempre forjar un vínculo basado en la debilidad extrema de una de las partes. Esto genera trabajadores descontentos desde el inicio, poco motivados, y además nada apegados a la empresa. Y Además, en cuanto la situación mejore (que lo hará), que tengan la certeza que estos colaboradores “volarán” a la primera ocasión que tengan. Por contra, si fueran un poquito más listo (por no hablar ya de integridad), ofreciéndoles ahora unas condiciones mínimamente aceptables ( seguramente, debido a la situación actual, muy por debajo del valor real de ese trabajador), probablemente consigas un empleado muy cualificado (que en época de vacas gordas son muy difíciles de atraer), por unas condiciones bastante asequibles, y que encima se encontrará desde el principio motivado, identificado con la empresa, … e incluso agradecido. Pero eso es mucho pensar.

¿Y sabes qué me parece todavía más aberrante? Que encima se intente que todo esto comience a verse como algo normal. Porque me parece ya recochineo total que en muchos de estos casos, y ante la negativa del trabajador a aceptar el puesto, sea la empresa la que se muestre molesta, y considere que esa persona les ha hecho perder un tiempo valioso. ¡Cuando el candidato debería de ser sin duda el único indignado!

Hace unos meses me llamó una empresa (que por cierto no se todavía cómo consiguió mi teléfono) para ofrecerme un puesto en su organización. El caso es que su propuesta laboral era muy inferior al trabajo que yo estaba desempeñando en ese mismo momento, y que ellos conocían (y no solo económicamente, sino en cuanto a responsabilidades, proyección profesional, personas a cargo, desarrollo personal,…) Cuando, con mucha educación, les expresé tanto mi negativa, como mi desconcierto ante una propuesta no demandada por mí, y claramente desenfocada y mal planteada, la persona al teléfono se mostró profundamente dolida. ¿Dolida? ¿Por qué? Ese mosqueo si que terminó por enervarme.

El caso es que somos un país diferente, lo se. Con una tasa de paro que trasladada casi a cualquier país del primer mundo generaría una revolución social, sino una guerra civil. Una economía sumergida de record, y un nivel de empresario medio (caciques, perdón) lamentable (por supuesto con muchas y muy honrosas excepciones). Y además, nos encantan las cosas gratis. Dinero gratis, comida gratis… Nos vuelve loco todo lo gratis. Ya sea una muestra de colonia barata, un trozo de salami caducado, una pelota hinchable de anuncio de un antihemorroidal, un bolígrafo que no pinta…o bajarnos una película pirata. Somos el país del yoloquierogratis.com (por cierto, la web existe). Pero llegar hasta el punto del trabajo gratis… ¿De verdad?

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Angel Sierra

"Saber escuchar no siempre significa no tener nada que decir." Cinéfilo, tecnólogo, deportista, tímido, imaginativo, trabajador, viajero, comunicador, compañero, disfrutón, tranquilo, loco, músico, cocinero, gestor, bailarín, empático, friki, complicado, géminis... siempre diferente. Huye de encasillamientos; de lo que has sido o dicen que eres. Sé lo que quieras ser... sobre todo buena gente.

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4 comentarios en «Dinero Gratis»

  1. No solo a nivel laboral, como autónomo estoy harto de trabajar gratis simplemente para poder optar a hacerme con un determinado asunto. Y eso está generalizado, es habitual que se tengan que hacer informes, resolver dudas, o en el caso de técnicos, hacer pre proyectos o gestiones ante organismos públicos, etc., que implican trabajo y costes, pero que hoy es impensable cobrar salvo que quieras que te cuelguen el sambenito de carero, lo cual equivale a salir poco a poco del mercado.

    La solución es evidentemente el que los profesionales, trabajadores y empresarios empecemos a ser leales hacia nuestras profesiones y todos decidamos hacernos valer ante estos comportamientos abusivos, pero eso me parece utópìco mientras siga habiendo veinte personas en fila dispuesta a hacer lo que tú y por menos dinero…

    1. Si nos ponemos ya a pensar también en la situación que arrastran desde hace tiempo autónomos, nos acabamos de echar a llorar. Abogados, ingenieros, consultores… Muchas veces hay casi que hacer la mitad del trabajo gratis para poder "entrar en mercado".

      Y lo peor es lo que comentas de la competencia desleal que nos hacemos unos a otros. Y creo además que eso es lo más difícil de solucionar. Porque mientras nuestra tasa de paro siga disparada, seguiremos teniendo mil personas dispuestas a hacer tu trabajo por menos. Recientemente, en uno de mis últimos viajes a Chile por trabajo, gente del país me reconocía que se estaba empezando a mirar mal a los españoles porque,aunque por lo general nos consideran personas muy cualificadas y trabajadoras, estábamos aceptando trabajos por mucho menos dinero que un chileno, y eso estaba empezando a bajar los salarios.

      1. Me han llegado los mismos comentarios de alemanes e ingleses. Nos tienen en un pedestal en cuanto a calidad o cualificación, pero muy mal considerados en cuanto al empobrecimiento que empezábamos a suponer. Tiene su gracia, no hace mucho en este país se comentaba lo mismo de los trabajadores extranjeros.

        1. Tiene bastante gracia, si. De todas formas mientas tengamos estas cifras de paro desorbitado, realmente es un fenómeno predecible y difícil de combatir. Me gustaría ver, si llegase el caso improbable, de encontrarnos con una economía alemana, francesa o inglesa, con unas tasas de paro similares a las nuestras, si su población "parada" no se vendería al precio que fuese. Quizás, no, pero en ese punto no creo seamos tan difererentes. Es en nuestro modelo de economía y legislación de la misma, cultura de trabajo, grado de competitividad, iniciativa privada, facilidades para la creación de empresas de valor, eficiencia,… donde creo perdemos la batalla, y lo que nos hace que España (como punta de lanza de otros países "Mediterraneos" como Portugal, Italia, Grecia,…) sea una cuna de grandes profesionales desesperados.

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