Reconócelo: Tu madre es un zombie.
No pasa nada. Es un zombie, igual que el 90% de la población del primer mundo. La única diferencia es que nosotros estábamos alertados desde el primer brote. Tratamos primero de protegernos, para después poco a poco ir contagiándonos, transformándonos y asimilando nuestra nueva situación. Por el contrario, nuestros mayores parecían inmunes al virus, a salvo de la epidemia.
Pero no es así. Desde hace unos meses han empezado también a verse afectados, y en muchos casos con una virulencia nunca vista. Por eso todavía nos cuesta asimilar esta nueva realidad, y tratamos de tapar la enfermedad de nuestros padres y/o abuelos. Pero hay que ser valiente. Y el primer paso es siempre reconocer la realidad…que además es similar a la de todos. Así que no tengas miedo en salir al balcón de tu casa y gritar bien fuerte:¡Mi Madre es una zombi del WhatsApp!
Hasta hace unos días todavía podías auto engañarte. Pensabas que tu familia era especial, que en tu casa no había contagio senil. «Además, mis padres no pueden contagiarse… no han sido mordidos por un zombie». ¡No veas más películas de zombis por favor! ¡Cuanto daño han hecho! Sabes que en la epidemia de zombis del WhatsApp, la de la vida real, la enfermedad no se trasmite por mordedura… simplemente tiene que rozarte un Smartphone. Y no vale tampoco lo de que a mis padres no les gusta la tecnología, que no la entienden, que no saben manejar apenas el teléfono, o tienen las manos torpes para enviar mensajes… ¿Tienen Smartphone? Pues ya está.
Si sigues negándolo, puedes repasar los síntomas clásicos de la epidemia a ver que tal: Tus padres parecen mucho más despistados de lo normal. Aparentemente su sistema locomotriz esta bien, pero inexplicablemente se paran bruscamente en cualquier sitio; andando por la calle, en el pasillo de casa, en el centro comercial, ¡En mitad de la cocina! Y entonces comienzan a toquetear su móvil, con las dos manos juntitas, pisándose los dedos de una con la otra. Ligeramente encorvados, ajenos por completo a la realidad. Y se ponen las gafas, y se pegan la pantalla a la cara, y hablan solos, se ríen, se quejan. Pueden estar delante de su película favorita, pero simplemente no la ven… Sacando al perro, y lo traen de vuelta sin hacer sus cosas. Incluso se han dado casos de excelentes cocinillas quemando la comida. ¿No es suficiente? ¿Y que me dices de esta Nochebuena? ¿Es tu madre esa que no suelta el móvil? “Es que me están escribiendo” “Es que como no estamos todos juntos”. Esta última frase es el síntoma evidente no solo del contagio zombie, sino de otra enfermedad muy extendida denominada “síndrome matriarcal del vaso familiar medio vacío en fiestas” (SMVFMVF) que trataremos otro día.¿Sigo?
Se que llevas unos años complicados desde que se inicio la epidemia. Ha sido muy duro. Tu pareja fue de los primeros en caer, y tu vida se convirtió en un infierno. Claro, que vivir con alguien que solo habla contigo si le chateas es complicado. Que es capaz de batir el record Guinness de no levantar la cabeza de una pantalla diminuta; que puede llegar a pedirte que le acerques papel higiénico o darte las buenas noches por whatsApp ¡Durmiendo en la misma cama!. ¡Pero por dios si pone su serie favorita y le prestas tú más atención! Se han dado casos registrados de personas que se ha comprado un segundo smartphone para poder enviarse whatsApps a si mismos cuando necesitan pensar. “La enfermedad en si no te mata, lo que te mata es tratar de mantener tu vida normal una vez contagiado” reconocía hace unos días uno de los mayores especialistas en la enfermedad, del National Foundation of Infectious Diseases.
Y tras tu pareja, vinieron amigos, hermanos, familiares, compañeros de trabajo,… parecía que todo el mundo menos tu se había vuelto zombie. Zombis deportistas chateando en mitad de una carrera, zombis que convierten tu lugar de trabajo en una discoteca de sonidos estridentes, ¿Cuántas veces van a tener que estar a punto de chocar contigo gente que se para o va sin mirar por la calle para que las autoridade s tomen cartas en el asunto? Mesas enteras de zombis comiendo en los restaurantes sin hablarse, sentados en las recepciones de hoteles sin mirarse, zombis, zombis, zombis,…
Y después de sufrir todo esto… te contagiaste tú. Se ha demostrado que no existe cura para una persona una vez convertido en zombie. Su vida cambia para siempre. Se ha intentado todo, llegando hasta a restringir por completo el acceso a su Smartphone. El resultado suele acabar en tragedia. No obstante se ha comprobado también que cuanto más joven es el sujeto infectado más fácil parece que él mismo pueda hacer remitir muchos de los síntomas, o al menos suavizarlos, y pasar así con el tiempo a un estado semi-zombi que les permita recuperar gran parte de su anterior calidad de vida. También se ha observado este comportamiento en una parte de los que fueron infectados al inicio de la epidemia. Silenciar grupos, no chatear en la mesa, no estar continuamente pendiente de la pantalla, ni contestar inmediatamente a cada mensaje recibido,… son algunos ejemplos de comportamientos “humanos” re-adquiridos por muchos de los sujetos contagiados tempranamente, o de los mas jóvenes..
Sin embargo en esta nueva oleada de contagios, tanto en la gente más resistente al virus como en nuestros mayores, no parece que exista esta remisión de la enfermedad con el tiempo, ya que fundamentalmente estos organismos no están preparados para auto-regular los niveles hormonales descontrolados por la enfermedad. Es más, se están detectando síntomas de otras epidemias anteriores, nunca antes vistos en el contagio zombie, como son el envió de videos-PPT de “pasa esta cadena” o ñoños hasta la muerte, que se pensaban totalmente erradicados desde su brote en el correo electrónico a comienzos del 2000. Esto vaticina una cepa del virus mucho más agresiva. así que me temo que solo con el paso de los años veremos realmente los efectos completos de la enfermedad.
Tu madre es una zombie del whatsApp. Y eso ya no tiene solución. Pero te necesita. Y cuanto antes lo asumas, antes podrás ayudarla. Antes podremos todos ayudarles. Y ayudarnos a nosotros mismos a evitar un futuro de residencias de zombis con wifi, con centenares de abuelos y abuelas zombis autistas, adictos por completo a su móvil, sin interactuar con nadie, con su pantalla con tipo de letra arial 50, parados en los pasillos.
Angel Sierra
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